Nunca sabremos si esa gente pensaba que esto era jauja, o que ellos vivían en jauja y las ciudadanos y ciudadanos en jaulas de oro de las que nunca podríamos escapar. Se equivocaron. Y ahora volamos libres, escasos de equipaje- como diría Antonio Machado- pero con las alas de la conciencia blancas y suaves.
Nos escapamos y ahora recorremos las calles con poesía en los pies, hermosos sonetos que narran la lucha por la dignidad y hacen crecer flores en el asfalto de enero.
Ellos siguen escondidos, gente aburrida...
Mañana, día 12, a las seis de la tarde, nos vemos en la Plaza Fuensanta. Yo llevaré una orquídea en el corazón. Llenemos las calles de flores, de lemas, de gritos de futuro... porque éste nos pertenece.
Ellos son pasado, olvido, sueños quemados en medio de la Humanidad.
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